You Can’t Always Get What You Want

20 10 2008

Sé que en un post pasado dije que no necesitaba vacaciones ni nada por el estilo y otro montón de pensamientos positivos, pero ya ven, decidí darme un regalito anticipado de navidad y me tomé unos días lejos de la rutina diaria, es decir, me fui a trabajar en lo mismo pero en otro lado.

Bien decían por ahí que el que quiere marrones que aguante tirones (si alguien puede traducir esa frase a un lenguaje actual que me lo haga saber), en mi caso los tirones fueron 12 laaaaaaargas horas en la misma posición incómoda de silla de avión wanna be (nota mental, diseñar algún día una silla de bus para viajes eternos con medidas de gente colombiana) y ya sabemos que no hay nada mejor para la memoria que estar sentados por horas y horas mirando el mismo paisaje oscuro impenetrable (era viajar de noche o tomar 8 pastillas de mareol). Pues resulta que mi memoria de repente y por razones inexplicables se devolvió 10 años atrás en el tiempo y me mostró a mi misma con falda (sí, yo sé que algunos de ustedes encuentran perturbadora esa imagen, aclaro que no uso una desde hace 10 años) sentada en una silla gris de Manufacturas Muñoz (20 puntos para mi memoria de diseñadora) con un cuaderno cuadriculado en las piernas, mirando los animalillos disecados que había en esa biblioteca de pocos libros, tratando de responder la pregunta del millón hecha por mi profesor de folosofía.

En dónde se ven ustedes en 10 años? fue la dichosa pregunta. Si hoy me es inmensamente difícil responder a eso no me imagino lo que fue responder hace 10 años cuando no tenía ni idea de mi misma. Me acuerdo de la respuesta que escribí en lápiz con letra temblorosa, porque quién puede escribir bonito apoyado en las piernas. En 10 años me imagino graduada, con apartamento y carro propio (el carro era un volkswagen escarabajo) ni un sueño más ni un sueño menos, solo esos tres deseos seguidos por una mirada pensativa.

Qué sorpresa la mía al recordar ese momento de mi vida…qué sorpresa y qué sentimiento de compasión siento ahora por esa niña que solo podía esbozar tres tristes deseos teniendo todas las capacidades y toda la vida por delante. Cuán castrada estaba en ese entonces mi imaginación, mi autoestima, mis deseos de pensar en grande.  Qué poco te ejercitan la capacidad de soñar cuando eres pequeño.

Hoy estoy graduada y no tengo ni apartamento ni carro. Ya no me gustan los apartamentos corrientes, prefiero vivir en una bodega tipo loft, el tener carro se me hace un gasto innecesario, y si tuviera uno defintivamente no sería un escarabajo. Afortunadamente lo que se cumple no son nuestros deseos sino nuestras necesidades, o de lo contrario viviríamos de sueños apocados.

Hace 10 años no se me pasó por la cabeza desear ser feliz, encontrarme, aceptarme, soñar en grande, ser curiosa, reirme, crear todos los días, tener amigos y amores del alma. Qué bueno que el destino no leyó el papelito que le pasé a mi profesor de filosofía pero sí se tomó el tiempo de revisar mis necesidades.

Nina Storey

Nina Storey

El recomendado musical del día: Nina Storey Blues/Soul/Los Angeles Queer. No solo una peliroja con cara bonita, definitivamente vale la pena ponerle atención. Me despido con «Funny how we’re raised to believe what bad and good should mean. Funny how we’re raised to deceive for bad but good redeems. Our fears and insecurities, they swear that there’s a cure for these. Just sell your sins to the saints and buy yourself a family tree» del track «shades».